Zonas libres y Francas: herramientas para el desarrollo económico

Por: Rubén Morales Monroy, consultor.

Históricamente, las Zonas Francas y las Zonas Libres se remontan desde que se inicio el comercio internacional, hace 2000 años en Fenicia y en Roma, en las ciudades del Mediterráneo. Se trataba de centros de acopio libres de impuestos. Con el tiempo se abrió paso a una nueva era del comercio, destacándose la creación de zonas francas en Gibraltar (1704), Singapur (1819) y Hong Kong (1842).

En América Latina dio inicio el desarrollo de las zonas francas en Uruguay en 1923 y la Zona Libre de Colón (1948) en Panamá. Colombia es el país con más desarrollo de zonas francas contando actualmente con más de 100 zonas, aproximadamente un tercio de las zonas francas establecidas en Latinoamérica.

Las inversiones en Zonas Francas o Zonas Libres tuvieron mayor auge en Centroamérica a partir de la década de 1990. Actualmente se estima que están operando 173 zonas en la región.

Paralelamente, se generaron nuevos modelos como las Zonas Francas de transformación, además de las comerciales, y más recientemente, las Zonas Francas de servicios y logística que se han desarrollado en varios países latinoamericanos y del mundo, las que han tenido un impacto muy positivo desde el punto de vista de las inversiones.

En lo que respecta a los parques industriales, su origen se remonta a fines del siglo XIX en Inglaterra, cuando la compañía Trafford Park Estates construyó en Manchester, el parque más grande del mundo con acceso a vías marítimas y ferroviarias. Se puede decir que, a principios del siglo XX, en otras ciudades como Liverpool y Londres en Inglaterra, Hamburgo en Alemania y Nueva York, San Francisco y Miami, entre otras, en Estados Unidos, también desarrollaron parques industriales cercanos a las vías ferroviarias o portuarias.

Las Zonas Francas o Zonas Libres son un instrumento de uso mundial para la atracción de inversión, creación de empleo formal y transferencia de tecnología.

 

Las Zonas Francas o Zonas Libres han sido un polo dinamizador significativo para el desarrollo económico mundial. Este modelo ha ido evolucionando gracias al desarrollo de nuevas condiciones y políticas creadas para el comercio internacional como lo son los tratados de libre comercio (TLC), los acuerdos comerciales y la reducción de aranceles, cuyas medidas han propiciado que las empresas se integren a los países a través de las nuevas dinámicas industriales. La aplicación de estos desarrollos implica desafíos en términos de productividad que circunscriben avances logísticos en infraestructura, transporte eficiente, almacenaje, integración de insumos, entre otros.

La región ha utilizado a las Zonas Francas o Zonas Libres como un instrumento fundamental en la estrategia de industrialización con orientación a la exportación centrada en la inversión nacional y extranjera. Los países se encuentran “compitiendo entre sí para ofrecer incentivos y privilegios para atraer a los inversores y a los empresarios”. Las Zonas Francas o Zonas Libres permiten diversificar el desarrollo industrial, mejorar la situación fiscal, gracias al ingreso de nuevos recursos por pago de impuestos, regalías, transferencias tecnológicas e impactar positivamente en el desarrollo económico y social de la población, al generar nuevos empleos o puestos de trabajo, a través de la atracción de inversiones.

Para los países en vías de desarrollo, la figura de las Zonas Francas o Zonas Libres es clave para la consolidación de sus economías, debido a que por medio de estas aseguran un significativo flujo de capital proveniente de la inversión extranjera directa y orientan sus esquemas de producción a la generación de exportaciones.

Algunos de los beneficios que estas Zonas generan en la economía nacional y local son los siguientes:

  • Atracción de nueva inversión.
  • Generación de empleo.
  • Contribución al desarrollo económico y social de la región.
  • Aumento de los estándares de calidad de productos y servicios.
  • Incentivos fiscales.
  • Avances tecnológicos.

Rubén Morales Monroy

Experto en Desarrollo Económico con 30 años de experiencia profesional, asesorando y trabajando con gobiernos nacionales y municipales, empresas y organizaciones internacionales en Centroamérica. Se ha desempeñado como Ministro de Economía en dos ocasiones; Viceministro de Comercio Exterior; Director Ejecutivo del Programa Nacional de Competitividad, PRONACOM; Gerente de Sector Servicios e Internacionalización de Pymes, Asociación Guatemalteca de Exportadores, AGEXPORT; Coordinador de la Promoción del Comercio y la Inversión en el Proyecto Creando Oportunidades Económicas de USAID.

Sus principales áreas de experiencia son en gestión gubernamental, políticas públicas en materia de comercio exterior; competitividad; desarrollo económico local; desarrollo de exportaciones, promoción de inversiones y zonas francas; asuntos públicos y gubernamentales, así como política regulatoria. Es licenciado en Derecho por la Universidad de San Carlos y cuenta con maestría en Derecho de la Empresa (LLM) por la Universidad Católica de Chile.